12 de junio de 2009

YELLO...............................OH, YEAH!!!!!!

No conocía de nada a este grupo hasta que vi la película "The secret of my success" ("El secreto de mi éxito" en cristiano) de Michael J. Fox hace mil años. Formaba parte de la banda sonora, concretamente de la secuencia en la que todos los personajes se encuentran en la casa de "verano" de Howard Prescott (multimillonario tío lejano del protagonista) y se inicia la típica sucesión de abrir y cerrar puertas, con personajes que entran y salen de una habitación a otra para ir al encuentro de sus amantes. Este tipo de recursos cómicos ha sido muy usado en el cine, de hecho me viene a la cabeza otra peli ochentera, "Cita a ciegas", donde hay una escena similar cuando Bruce Willis intenta entrar en la casa, Kim Bassinger intenta evitar a toda costa a su prometido y éste (interpretado por un genial John Larroquette) hace todo lo posible por colarse en la habitación de la chica.



La canción es muy ochentera en esencia, con toques de la incipiente música electrónica que se desarrollaría años después. A partir de entonces busqué más temas de Yello y me he ido encontrando con algunas sorpresas (que no desvelaré aquí, of course). Por si apetece escuchar, pero no ver, también dejo la canción en estricto formato de audio.

Yello - Oh Yeah




No sé si decir ¡A bailar! porque la cancioncilla es difícil de seguir, pero si habéis visto la película, como poco los primeros acordes os harán sonreír.

10 de junio de 2009

EL ÓRGANO CASIO

¿Quién no se acuerda de él?? El órgano Casio (o bueno, de otras tantas marcas que se apuntaron al carro...) fue uno de los juguetes de "moda" de aquellos años. Más o menos equiparable al efecto "Gameboy" que hubo en los 90, no?

Era un órgano electrónico, portátil y cabía en la mochila del cole. Curiosamente nunca tuve uno, pero recuerdo haberlos usado de todos los colores y formas. Los había blancos, negros y hasta rojos. Algunos más "básicos" con las teclas y poco más... pero los más chulos (y los que más envidia levantaban) eran sin duda los que trían incorporados efectos "digitales" de sonido, como batería, ritmos predeterminados, ruidos, etc. Una pasada. Ninguna de las compañeras que compartíamos juegos sabíamos un pijo sobre solfeo, música o tan siquiera distinguir un "sol" de un "fa" (ya ni hablamos de las teclas negras para hacerlas "sostenidas"), pero nos podíamos pasar horas componiendo nuestras propias bandas sonoras y quedarnos tan a gusto....

Con los años a mi hermana el gusanillo de los órganos le picó y mis padres, chulos ellos, fueron y compraron uno. Pero no uno de meter en la mochila...nooooo.... uno tan grande como un piano (aunque a esas edades todo te parece grande como un piano). Con sus dos patorras, su acabado en imitación madera, su teclas laaaargas (cabían los dedos enteros, no como en los Casio, que había que tocar con las yemas o las uñas en algunos casos...) y unos ritmos de base que ya te valían para fardar aunque no tocaras una nota. Recuerdo que las canciones que aprendimos todos a tocar eran las más fáciles para analfabet@s musicales como nosotr@s: Amor de hombre (Mocedades), La Fiesta Nacional (Mecano), Tú has venido a la orilla (las monjas tenían que dejarme huella de un modo u otro... sólo encontraron el camino en mi pseudo-vena-musical) y el Himno de Andalucía (que miratupordónde, también aprendí a tocar con la flauta).
Al final ni mi hermana ni yo desarrollamos arte musical alguna, pero pasamos (al menos yo) horas y horas encerrada en el salón enfrascada en mi piano-órgano como si de un videojuego se tratara. Ahora el órgano anda cogiendo polvo, junto con la guitarra (que nunca llegué ni a rozar) y la flauta desafinada. Espero que algún día mis hijos (o mejor los hijos de mi hermana) aprendan que hay vida más allá de los ordenadores y la PSP y se entretengan con estos amigos musicales tanto como lo hicimos nosotras.