29 de octubre de 2010

A LA CAZA DEL TESORO

Durante de mi merecido viaje (y mi no menos merecido descanso después del ajetreo bodorriero), por tierras mexicanas, me vino a la cabeza el concurso televisivo "A la caza del tesoro", presentado por Isabel Tenaille (en plató) y el incombustible (aún sigue en la misma onda aventurera) Miguel de la Quadra-Salcedo (en el exterior). Y no me vino a la cabeza tumbada en una hamaca frente al mar, sino durante mi visita a las ruinas mayas de Chichén-Itzá en medio de la selva (los que hayáis visto alguna vez el concurso entenderéis mejor el por qué de la "revelación").

Y la verdad es que teniendo en cuenta lo poco que duró (leo en la web que unos pocos meses durante el año 1.984), es sorprendente lo bien que me acuerdo de este programa y la de imágenes que tengo en la memoria del reportero subiendo y bajando del helicóptero con los auriculares puestos.

El juego consistía en que una pareja de concursantes presentes en el plató, recibían la "misión" de encontrar un "tesoro" (de ahí el nombre del programa) oculto en cualquier parte del mundo. Y Miguel de la Quadra-Salcedo, montado en helicóptero, iba recibiendo las instrucciones de los concursantes para conseguir el objetivo. Lógicamente de la Quadra iba de acá para allá, siguiendo las pistas, a veces con más tino que otras (lo que sí recuerdo vagamente es que de vez en cuando les "echaba un cable" cuando veía demasiado perdidos a los concursantes). Yo lo interpretaba como una especie de juego de "ginkana", donde la solución de una pista llevaba a la pista siguiente, y así sucesivamente hasta encontrarlas todas.

Normalmente el premio del concurso eran kilómetros, es decir, a más kilómetros ganados, más lejos podían ir los concursantes de viaje y de aventura. Un sistema novedoso y poco usual de premiar a concursantes en la televisión de la época. El motivo de su corta andadura se ha achacado siempre a lo costoso de la producción, teniendo en cuenta que había localizaciones en el Sureste asiático, Marruecos, Latinoamérica, Senegal o Europa del Este.

5 de octubre de 2010

SI ME QUERÉIS....IRSE!!!

Frase mítica de una no menos mítica boda ochentera. ¿Quién no se acuerda de Lola Flores, con su traje asalmonado y su bolso plateado, gritando (en vano, obviamente)desde el altar aquel "¡¡Si me queréis marcharse, si me queréis de verdad, irse!!".

Todo empezó por una metedura de pata de la protagonista de la historia, Lolita Flores, "invitando" desde su podium televisivo a "todo el que quiera ir" a su boda con el argentino Guillermo Furiase. ¿Es que no sabía esta mujer como las gastamos los españoles? Escuchamos la palabra "invitar" y levitamos!!!! Y así acabó la iglesia: abarrotada, soportando un terrible calor las 5.000 personas al borde de una lipotimia comunitaria (dicen las crónicas del momento que se alcanzaban unos 43º en el templo), cuando el aforo era como mucho, y en ocasiones contadas, de unas 1.500.

La novia entró escoltada por siete policías nacionales, agarradísima al brazo del padrino, un desconcertado "Cordobés" que se ve que no tiraba de tele, porque era como si no supiera que hacía tanta gente allí. Pero tan agobiado como el resto del personal (invitados oficiales y oficiosos).

Hay un momento, cuando la Faraona se dirige al populacho congregado (¿que esperaban por cierto.....que les echaran dinero, regalos, el ramo de la novia....?) que uno de los maderos que se encontraban a su lado, con más sentido común que ella, le dice algo así como "Lola, no te desgañites fritando porque no te oyen".....ni la escuchaban tampoco, debería haber añadido el señor policía....

La cuestión es que acabaron casándose a trancas y barrancas, para irse luego a un restaurante libanés, creo que celebrar, con las pocas energías que les quedaban el enlace. Eso sí, las fotos de la luna de miel tampoco tiene desperdicio!